Cresud: innovación, expansión y una mirada regional del agro

Desde hace más de tres décadas, Cresud se ha consolidado como una de las compañías agropecuarias más emblemáticas del país, con operaciones que trascienden fronteras y abarcan Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia. 

“El campo enseña que los resultados no llegan de un día para otro, pero el trabajo bien hecho siempre da frutos. Hay oportunidades enormes para quienes se forman, innovan y creen en el potencial del país”

Su CEO, Alejandro Elsztain, conoce de cerca los ciclos, las complejidades y las oportunidades que caracterizan al sector. En este diálogo, comparte su visión sobre cómo la adaptación, la tecnología y la inversión sostenida son pilares para el futuro del agro argentino. También subraya la necesidad de un marco de estabilidad y reglas claras que permitan liberar el potencial productivo de una de las actividades más estratégicas para el desarrollo nacional.

Cresud es una de las empresas más emblemáticas del agro argentino. ¿Qué aprendizajes deja liderar una compañía con presencia en diferentes provincias y también en otros países de la región?

Liderar una compañía como Cresud enseña que la clave está en la adaptación. Cada región tiene su propio ritmo, su clima, su gente y su cultura productiva. Trabajar en distintas provincias argentinas y en países como Brasil, Paraguay o Bolivia nos obligó a ser flexibles, a incorporar tecnología y conocimiento local, y a aprender de los ciclos agrícolas y macroeconómicos de cada lugar. Esa diversidad nos hizo más resilientes y nos dio una visión regional del agro que pocos actores tienen.

En su modelo menciona “invertir, desarrollar y vender cuando el activo alcanza su madurez”. ¿Podría explicar cómo funciona esa estrategia y qué ventajas competitivas ofrece?

Es un modelo que combina visión productiva y de inversión. Cresud invierte en tierras subutilizadas o con potencial, desarrolla infraestructura, tecnología y manejo sustentable, y cuando el activo alcanza su madurez —es decir, su máximo valor productivo— puede venderse total o parcialmente para reinvertir en nuevas oportunidades. Este modelo nos permite rotar capital, capturar mayor retorno y mantener un portafolio dinámico, diversificado y eficiente.

Desde su mirada empresarial, ¿qué políticas o definiciones del sector público son necesarias para generar un marco más estable que incentive la inversión en el agro?

El agro argentino necesita previsibilidad y un marco de largo plazo que acompañe su potencial productivo. Contamos con condiciones excepcionales –suelo, clima, tecnología y capital humano–, pero sin estabilidad macroeconómica y reglas claras, es difícil transformar ese potencial en crecimiento sostenido. Para que el sector pueda invertir y expandirse, se requiere un sistema impositivo más equilibrado, acceso al financiamiento competitivo y una fuerte inversión en infraestructura –rutas, energía, puertos– que mejore la logística y reduzca costos. En los últimos meses se han dado pasos en la dirección correcta, como la reducción gradual de retenciones y la convergencia cambiaria, aunque aún falta consolidar ese rumbo. Con políticas previsibles y una visión estratégica de país, el agro argentino puede multiplicar su producción y recuperar la competitividad frente a otras economías de la región donde las reglas de juego son más estables.

Cresud tiene una proyección regional, con presencia en Brasil, Paraguay y Bolivia. ¿Qué diferencias observa en el clima de negocios y en las políticas agropecuarias de esos países respecto de la Argentina?

En general, encontramos entornos más estables y predecibles en términos de reglas y tributación. Brasil, por ejemplo, ofrece una institucionalidad que facilita la planificación a largo plazo. Paraguay combina costos competitivos y políticas favorables a la inversión. En la Argentina tenemos un enorme potencial, pero la volatilidad macroeconómica limita esa capacidad. Aun así, el talento y la capacidad productiva local son únicos.

“Con políticas previsibles y una visión estratégica de país, el agro argentino puede multiplicar su producción y recuperar la competitividad frente a otras economías de la región donde las reglas de juego son más estables”.

“En Cresud apostamos a innovaciones tecnológicas que impactan directamente sobre la productividad, que permiten intensificar la agricultura y hacer un uso más racional de los recursos”.

¿Cuáles son las tecnologías o innovaciones más prometedoras para un salto productivo?

La agricultura de precisión, la biotecnología y el uso de datos, ahora potenciado con inteligencia artificial, están transformando el agro. En Cresud apostamos a innovaciones tecnológicas que impactan directamente sobre la productividad, como equipos de riego y sistemas de medición, así como la fertilización precisa y el desarrollo de mejores semillas, que permiten intensificar la agricultura y hacer un uso más racional de los recursos. También venimos incorporando herramientas digitales que permiten medir, planificar y ejecutar las campañas agrícolas con mayor eficiencia. En paralelo, impulsamos el crecimiento de un ecosistema de startups agtech que aportan agilidad e innovación. Un ejemplo es nuestra subsidiaria FyO, que nació en 1999 como un portal de Internet para el agro y hoy es una compañía líder en servicios comerciales agropecuarios. También acompañamos el desarrollo de Agrofy, el principal marketplace del agro en América Latina, que impulsa la digitalización de toda la cadena de valor.

En lo que hace al financiamiento, ¿qué rol deben tener el sector público y las entidades financieras para acompañar una transformación productiva?

El crédito es una herramienta esencial para invertir en tecnología y capital de trabajo. El sistema financiero debe acompañar con plazos adecuados al ciclo productivo. Y el Estado puede jugar un rol facilitador a través de garantías, líneas de inversión y estabilidad monetaria. El agro es una de las mejores apuestas para generar divisas genuinas.

¿Cuál es su propuesta concreta de reforma tributaria o de estructuración de retenciones para el agro en el país?

La eliminación progresiva de retenciones sería el camino lógico, acompañada de una reforma que simplifique el sistema y premie la inversión. El objetivo debería ser llegar a las retenciones cero. Los derechos de exportación a las materias primas es algo que existe en muy pocos países del mundo. De hecho, en la gran mayoría de los países se subsidia a los productores. Cada dólar que se libera al productor se reinvierte en más empleo, más tecnología y más exportaciones. Los productores no pedimos privilegios, pedimos previsibilidad y un marco que reconozca el rol estratégico del agro como generador de divisas y desarrollo económico.

Después de décadas de desafíos, ¿cómo te imaginas a Cresud dentro de diez años?

La imagino más global, más tecnológica y aún más sustentable. También más productiva, intensificando la agricultura y la ganadería, e incorporando más servicios agropecuarios, ya sea de forma directa o a través de nuestra subsidiaria FyO. Siempre con el mismo propósito: maximizar el potencial agropecuario de la región de manera responsable, generando valor para los accionistas, las comunidades y el país.

¿Qué mensaje les darías a los jóvenes que apuestan al campo?

Que no pierdan la pasión ni la paciencia. El campo enseña que los resultados no llegan de un día para otro, pero el trabajo bien hecho siempre da frutos. Hay oportunidades enormes para quienes se forman, innovan y creen en el potencial del país.