Director de la consultora Scentia y especialista en Consumo

Como cada año, 2025 no es la sobre el contexto desafiante que debemos enfrentar. Con algunos indicios de recuperación de la economía, ingresos que han comenzado a ganarle a la inflación que consolida su tendencia a la baja, es esperable que el consumo pueda recuperar algo de lo perdido en 2024.
Para entender este proceso es necesario repasar de dónde venimos y tomar dimensión de lo que podría suceder. En este sentido, la fuerte caída registrada el año anterior es, tal vez, la más dura de los últimos 30 años y difícilmente se logre un acercamiento a los niveles de consumo vistos en otros períodos.

Es claro que los distintos modelos económicos buscan resultados diferentes, y el que estamos transitando busca estabilidad macro con la consistencia suficiente para construir una base más sólida que soporte un crecimiento razonable apostando al largo plazo. Es por esta razón que los pronósticos basados en modelos econométricos arrojan una recuperación que podría oscilar entre 3 y 5 por ciento. Queda claro que es recuperación y no crecimiento, luego de una retracción de casi 14 por ciento en 2024. Los primeros meses de 2025 han mantenido resultados negativos (-9,8 por cien- to el primer bimestre), pero más desacelerados, en especial el segundo semestre de 2024, y es probable que comencemos a ver números positivos en el segundo trimestre de este año.
Hay varios elementos para entender por qué tomaría algo de tiempo una recuperación más acelerada del consumo masivo, por ejemplo; si bien hace algunos meses los ingresos se están mejorando, lo hacen a una velocidad suave y pasarán varios meses para achicar la distancia que sacó la inflación (cerca de 30 puntos) entre 2022 y parte de 2024.
También hay otras cuestiones para considerar y están relacionadas con consumos postergados que ahora, con más estabilidad de precios y mayor referencia, pueden ser considerados. Las cuotas con tarjetas, los créditos para compra de viviendas, automotores, motos y bienes durables son algunos ejemplos, sin olvidar un mayor costo de los servicios e incluso la capacidad de ahorro que algunos pueden tener. En resumen, el bolsillo es uno solo y hay que administrarlo de la mejor manera.
