SERGIO FERNÁNDEZ

Presidente de John Deere Argentina
El Presidente de John Deere Argentina, comparte su visión sobre el estado actual de la agroindustria nacional: sus avances tecnológicos, los retos productivos y el rol que la empresa juega en impulsar una agricultura más eficiente y sustentable.

John Deere al frente del agro argentino

En un país cuya economía está entrelazada con la producción agropecuaria, la agroindustria argentina transita hoy una etapa de transformación profunda. Como presidente de John Deere Argentina, Sergio Fernández lidera una estrategia que conjuga innovación tecnológica, compromiso con el desarrollo local y responsabilidad ambiental.

Para él, la clave del futuro del agro reside en la agricultura de precisión: el uso de sensores, monitoreo satelital, plataformas de datos y mantenimiento predictivo convierte las decisiones en acciones más eficientes y sostenibles. 

Como presidente de  John Deere Argentina, Fernández también subraya la importancia de fomentar el talento local. Bajo su gestión, John Deere impulsa programas de capacitación técnica en distintas provincias, colaborando estrechamente con universidades, centros técnicos y productores. 

En tiempos de desafíos y proyecciones, la voz del presidente de John Deere Argentina refleja una convicción clara: la innovación al servicio del campo argentino como motor de progreso.

¿Cómo ve John Deere la evolución del agronegocio en Latinoamérica en los próximos cinco a diez años?
Latinoamérica es, hoy, la región con mayor potencial de crecimiento para la maquinaria agrícola. El mundo necesitará producir alrededor de un 50 por ciento más de alimentos hacia 2050 y quedan pocos lugares con disponibilidad real de recursos –tierras cultivables y agua–; nuestra región los tiene. Dentro de LATAM, Brasil y Argentina destacan por escala y condiciones. Vemos una oportunidad inmediata de expansión en la región, mientras que mercados maduros como Estados Unidos y Canadá –casi 60 por ciento del negocio global de John Deere– crecen menos y son más costosos; Europa tiene límites de superficie y África/Asia requieren horizontes más largos.

¿Desde John Deere ofrecen algún tipo de financiamiento en la Argentina? 

Nuestro core es vender soluciones y maquinaria, no ser entidad financiera. Aun así, desarrollamos líneas propias para complementar a los bancos. En el último año llegamos a financiar más del 70 por ciento de las operaciones porque la banca se retrajo; nuestro objetivo saludable sería cerca del 30 por ciento. El país no cuenta con un mercado de capitales profundo y eso encarece las decisiones. Resultado: obsolescencia del parque, no es raro ver cosechadoras con más de diez años, cuando la tecnología avanzó muchísimo. Hoy una cosechadora nueva incorpora cámaras que toman imágenes cada dos segundos, comparan objetivos (por ejemplo, grano partido o impurezas) y ajustan parámetros automáticamente: la diferencia productiva es enorme.

¿Dónde está el techo productivo si se adopta tecnología sin fricciones?
Producimos unos 140 millones de toneladas; con eficiencia, tecnología y sin restricciones, hay estudios que muestran un potencial de 240/250 millones.

“Vemos una oportunidad inmediata de expansión en la región, mientras que mercados maduros como Estados Unidos y Canadá casi 60 por ciento del negocio global de John Deere crecen menos y son más costosos; Europa tiene límites de superficie y África/Asia requieren horizontes más largos”.

¿Tienen alguna competencia directa?
Tras años de fronteras más cerradas, la competencia se concentró en fabricantes locales. Con la apertura, aparecen más tractores de origen chino y equipamiento menor. En nuestro caso, tenemos producción local de tractores y cosechadoras mediante ensamble en la planta de Rosario, con líneas de montaje. No hacemos manufactura primaria, pero sí agregamos valor industrial en el país.

¿Cuál es su estrategia de negocio hoy en día?
La estrategia cambió: no medimos “cuántas cosechadoras vendimos”, sino el valor que aportamos al sistema productivo. Acompañamos al productor de punta a punta –siembra, fertilización, cosecha, acopio– y también sobre flotas mixtas (si tiene “máquinas rojas”, igual buscamos maximizar su renta). El modelo avanza a ingresos recurrentes de servicios digitales: todo equipo sale con hardware/software base y se puede “upgradear” con funcionalidades propias o de terceros, conectando datos y tomando decisiones en tiempo real. Por ejemplo, en fertilización, antes se aplicaba “a manta”; ahora detectamos la semilla y la fertilizamos puntualmente. El ahorro en insumos es muy grande y el impacto ambiental mejora.

¿Cómo utilizan el avance de la tecnología hacia la digitalización y automatización en el agro? 

La agricultura digital está instalada desde 2015/2016 y superó muchas barreras –incluso de conectividad–. Hoy medimos “máquinas conectadas” y “hectáreas conectadas”: en la Argentina tenemos 11.000 máquinas y 15 millones de hectáreas conectadas. Eso cambia la conversación sobre productividad. Vamos hacia mayor automatización para ganar eficiencia. Ya existen tractores y equipos más chicos autónomos; la transición es gradual, pero el vector es claro.

“Nuestro rol educativo es 360°: no solo al dueño; hay que traer a los operarios y formar a todo el equipo. Quien adopta no vuelve atrás, pero entrar al círculo requiere cambiar la cultura”.

¿Realizan algún tipo de capacitación a la comunidad agropecuaria para que ellos puedan adoptar estas nuevas tecnologías?
Ayuda que el decisor promedio en el campo hoy ronda los 40 años y es más digital. Aun así, estamos lejos del techo de adopción. Nuestro rol educativo es 360°: no solo al dueño; hay que traer a los operarios y formar a todo el equipo. Quien adopta no vuelve atrás, pero entrar al círculo requiere cambiar la cultura.

¿Qué acciones llevan adelante en materia de formación, comunidad y ambiente?
Impulsamos capacitaciones técnicas en distintas provincias y trabajamos con universidades, centros y productores. Exportamos capacitación por streaming a toda LATAM. En comunidad, apoyamos educación (programas con escuelas, casos prácticos para alumnos de último año). Contamos con una alianza junto a Abel Pintos, él cuenta con un campo escuela en Mercedes y los contenidos son dados por John Deere para brindar apoyo a la comunidad. 

¿Cómo se relaciona John Deere con la sustentabilidad? 

Tenemos un programa ambiental para plantar un millón de árboles en Latinoamérica para el año 2030. Nuestra visión de Sustentabilidad se alinea con las Leap Ambitions, que son objetivos globales y públicos, a 2026 y a 2030 que incluyen no solo ambiciones comerciales o de negocio sino que también lo hace desde la mirada de una producción más sostenible. Cada año tenemos reportes globales que documentan estos avances. La estrategia de plantar un millón de árboles para 2030 es una acción que justamente se desprende de estas ambiciones.

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Leonardo Coca es actualmente CEO & Founder de WININ.tech, que ayuda a las empresas a ser líderes en un mundo tecnológico. Cuenta con 30 años de experiencia exitosa en el negocio de la tecnología.

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SpeedAgro es una empresa argentina dedicada a la formulación, la elaboración y la comercialización de coadyuvantes, y al almacenamiento, la distribución y la comercialización de insumos fitosanitarios.