MARCOS TROYJO

Una de las voces más importantes de la economía y la sociología en la región habla de la oportunidad histórica que viven países como Brasil y Argentina, y analiza el desafiante contexto mundial que atraviesa la industria.

«La más importante contribución a la expansión económica global viene de los países emergentes«.

Una de las voces más importantes de la economía y la sociología en la región habla de la oportunidad histórica que viven países como Brasil y Argentina, y analiza el desafiante contexto mundial que atraviesa la industria.

Marcos es diplomático de carrera, economista, graduado en Sociología en la Universidad de San Pablo, expresidente del New Development Bank conocido como “el Banco de los Brics”, principal negociador del acuerdo Unión Europea-Mercosur. Tiene postdoctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia y es miembro del Consejo Global del Fórum Económico Mundial, activo participante en el Foro de Davos y exsecretario especial de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales del Ministerio de Economía de Brasil.

Desde su perspectiva, ¿cómo están modelando las dinámicas geopolíticas globales la cuestión energética, en especial en los países de grandes reservas de gas, de shale gas y de shale oil como la Argentina?

Usted sabe que a los economistas, los historiadores y los politólogos les gusta organizar algunos períodos históricos con una frase de síntesis, ¿no? Por ejemplo, la era de los extremos, la era de las revoluciones. Acaba de salir un libro de Farid Zakaria que se llama La era de las revoluciones. En los años 80, John Kenneth Galbraith hablaba de la era de la incertidumbre. Entonces, me parece que en ese momento hay una noción, una concepción que está de moda, que es la idea de policrisis. Es una concepción de un historiador de la Universidad de Columbia, Adam Tooze. ¿Y por qué él habla de policrisis? Porque hemos experimentado en estos últimos cuatro años una convergencia de la más grave crisis sanitaria desde la gripe española. Vivimos la más delicada situación geopolítica en el corazón de Europa con el conflicto en Ucrania, toda esa dinámica muy peligrosa en Medio Oriente. Y tenemos también lo que se puede llamar una “recesión geopolítica”, cuyo elemento más importante es la posible emergencia de una guerra fría 2.0 entre Occidente y China, o más específicamente entre Estados Unidos y China.

No voy aquí a decir que esas características que podríamos llamar de policrisis no son importantes, pero hay dos o tres dinámicas particularmente relevantes para un país como la Argentina, para su sector energético. Y me parece que esas consideraciones también son importantes para Brasil, que es básicamente el siguiente. Parece algo muy grandioso, pero en los próximos 25 años, de aquí hasta 2050, la población mundial va a expandirse de los actuales8 mil millones de personas a 10 mil millones de personas. Y si tú y yo estamos en Nueva York, caminando ahí de frente al edificio de las Naciones Unidas, se pueden visualizar 193 diferentes naciones. Esa expansión poblacional solo va a ocurrir en nueve naciones: India, Pakistán, Indonesia, Estados Unidos, Congo, Nigeria, Uganda, Tanzania y Etiopía.
Y cuando, por ejemplo, utilizamos las capacidades de proyección económica que el Foro de Davos tiene para hacer la pregunta de dónde vendrá la fuente principal de crecimiento de la economía mundial para los próximos 25 años, no será de países como Bélgica, Suiza o Holanda, sino de las naciones emergentes. Es decir, tenemos una convergencia entre más gente en el mundo y la más importante contribución a la expansión económica global viniendo de los países emergentes. Y ¿qué enseñan la literatura o la economía que pasa cuando se da un aumento de ingresos a partir de países de ingresos razonablemente bajos? Las personas consumen más comida, es decir, hay una revolución de calorías, de nutrientes, porque se come también mejor, y hay una revolución energética. Hay un consumo mucho más grande de energía y de infraestructura energética por parte de diferentes naciones del mundo. En ese sentido, me parece que la Argentina tiene ventajas comparativas muy especiales, ¿no? Porque no solamente hablamos aquí de las reservas de Vaca Muerta u otras fuentes de combustible más tradicional, sino también que Argentina, y yo diría también Brasil, tiene un potencial gigantesco en términos de energía solar, de energía eólica. Pero el gran desafío, en mi opinión, es el de la infraestructura y de cómo organizar la estrategia para que capitales disponibles para estas inversiones se puedan direccionar al sur de América del Sur.

“Vivimos la más delicada situación geopolítica en el corazón de Europa con el conflicto en Ucrania, toda esa dinámica muy peligrosa en Medio Oriente. Y tenemos también lo que se puede llamar de una ʻrecesión geopolíticaʼ, cuyo elemento más importante es la posible emergencia una guerra fría 2.0 entre Occidente y China”.

¿Qué papel pueden o deben jugar las instituciones multilaterales como New Development Bank, por ejemplo, sabiendo que la Argentina no forma parte o estaba ahí amagando entrar en el desarrollo de esa infraestructura de soporte a la producción de energía?

Me parece que si tomamos en consideración todo lo que llamamos los bancos multilaterales el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, la International Financial Corporation, el Banco Europeo, el Banco Asiático de Inversiones e Infraestructura, si todos ellos fueran músicos de una orquesta de inversiones multilaterales hacia el desarrollo y estuvieran juntos en una misma sala de concierto, eso solo contaría como cinco o seis por ciento de las necesidades infraestructurales del mundo emergente. Es decir, claro, los bancos multilaterales tienen un rol parajugar, pero es un rol comparativamente pequeño con lo que hoy nosotros podríamos describir como un verdadero ecosistema de financiación internacional, donde están los financiadores privados, los grandes bancos de inversión, los fondos soberanos. Es decir, hay una biodiversidad de fuentes posibles de inversión infraestructural que va mucho más allá de los bancos multilaterales. El multilateralismo es importante en este caso porque por veces el multilateralismo hace un primer paso para un proyecto que tiene características que no son necesariamente muy atrayentes para el mercado en un primer momento, pero una vez que se pone una institución multilateral en la ecuación, eso llama a otros jugadores. Es un proceso que hoy está, se puede describir como crowding in, es decir que vienen muchos otros para la inversión. Pero para ese caso, el tema de la estabilidad macroeconómica, de las reformas estructurales, de percibir que la Argentina está en el camino correcto de organizar sus finanzas públicas y, por tanto, ofrecer también al inversionista una seguridad.

¿Cuáles son los requisitos y la estrategia que deben cumplir la Argentina y Brasil para atraer y asegurar, fidelizar, ese gran flujo de capitales destinado a infraestructura en el sector energético?

Hay que decir que para la proporción de una inversión en el sector energético, a veces los proyectos tienen que ser transnacionales. Un proyecto como, por ejemplo, un gasoducto que sale de Vaca Muerta puede llegar hasta Brasil. Y cuando hablamos de un proyecto transnacional, hablamos de la necesidad de iniciativas de coordinación para que, por ejemplo, autoridades argentinas y brasileñas se den la mano y acuerden en un proyecto específico que se puede presentar a inversionistas en Estados Unidos, Europa, Medio Oriente, Asia. Es muy necesario. Por ejemplo, cuando hablamos de Mercosur, hay un énfasis claro en los temas comerciales, pero utilizar la plataforma de Mercosur para coordinar proyectos infraestructurales transformadores, como es el campo de la energía, que se puede presentar a diferentes fuentes de inversión internacional, es una tarea esencial.

“La tendencia es la multipolaridad. Cuando mirábamos la economía global del pasado, siempre pensábamos en Estados Unidos y en Europa en primer plano. Hoy el meridiano geoeconómico del mundo, se ha trasladado en gran medida hacia Asia”.

¿Qué visión tiene de lo que está pasando y de lo que va a pasar? ¿Y cómo posicionarse en la región? ¿Qué debe hacer la Argentina? ¿Qué tiene que hacer Brasil para ser considerado proveedor confiable de suministros energéticos?

Me parece que, como consecuencia del conflicto en Ucrania, tenemos dos efectos principales. Por un lado, aumentaron los recursos disponibles para la llamada “transición verde”. Eso es verdad para temas energéticos y me parece que también para la economía como un todo. Hay una preocupación más orientada a acelerar esa transición verde. Pero es cierto también que la transición verde no es una decisión del tipo switch on, switch off. Es un camino que se hace al caminar, como dicen. Y la caminata se empieza, pero va a tomar tiempo. Y también será una larga caminata hacia un escenario que sea económicamente óptimo, por que en muchos sectores la transición verde en el corto plazo es muy costosa, es muy cara en un cuadro macroeconómico donde los países están saliendo de un esfuerzo fiscal y monetario muy importante tras los problemas de la covid y de la pandemia en todas las economías. Eso es verdad para América Latina, pero también para Europa y Estados Unidos. Entonces, además de los aspectos ambientales que nos llevan a la transición verde, hay aspectos geopolíticos que vienen junto con el conflicto de Ucrania, la dinámica en este momento encuentra una situación macroeconómica global muy frágil. Es como decir tres pasos adelante, dos pasos para atrás. No es un movimiento uniforme, no se sabe exactamente cuándo llegaremos al punto final.

¿Puede anticipar alguna consecuencia del conflicto entre Irán e Israel en la estabilidad de mercados energéticos internacionales?

En este momento la pelota está del lado israelí, porque muchos de los actores regionales como Jordania o Arabia Saudí están jugando un papel para bajar la temperatura del conflicto geopolítico. Es muy difícil para alguien que se encuentra al frente del gobierno israelí no hacer una respuesta, porque tiene su opinión pública, toda la gente sabe lo que pasó en octubre del 2023, entonces no es una situación fácil.El otro elemento que parece influir en la baja de la temperatura es la posición conjunta de Estados Unidos. Hay un interés común de Estados Unidos y de China en que el conflicto en Oriente Medio no se expanda. Para China, que hoy vive un desafío importantísimo de retomar el crecimiento económico en bases vigorosas, un estado global de más tranquilidad y de más previsibilidad es esencial, y me parece también que para Estados Unidos, que va a tener elecciones en noviembre.

¿Cuál es su mirada hacia el futuro? ¿Qué tendencias globales cree que tendrán más impacto en los mercados de energía?

La tendencia de la multipolaridad. Cuando mirábamos la economía global del pasado, siempre pensábamos en Estados Unidos y en Europa en primer plano. Y claro, Estados Unidos y Europa continúan como actores importantísimos. Pero es verdad que el meridiano geoeconómico del mundo se ha trasladado en gran medida hacia Asia.

Y aquí no hablamos solamente de China, sino también de Indonesia, un país con 280 millones de personas que tiene tasas de crecimiento más altas de 4 por ciento al año. Cuando un país crece 4 por ciento al año, el tamaño de su economía dobla cada 15 años. India en 2023 se convirtió en la población más grande del mundo, más grande que China, y tiene una economía que ya es la quinta más grande del mundo. Y sabemos también que en un nivel de desarrollo donde se encuentra India, todo tipo de ascensión se hace con gran consumo de energía y de comida. Entonces, esto va a exigir de nosotros en Argentina y en Brasil una estrategia muy especial. Y hoy hay otra dinámica que va a afectar muchísimo el panorama, que es ese rediseño, esa reconfiguración de lo que podríamos llamar las cadenas globales de valor,
no solamente por cuestiones geopolíticas entre Occidente y China, sino también por otras variables, como por ejemplo que China no es más un low-cost country, ¿no? Ahora es caro producir en China. Entonces, un país debe tener una combinación de características, como por ejemplo, recursos energéticos abundantes, multimatriz, acuerdos internacionales de comercio e inversión, trabajar continuamente por reformas estructurales que mejoren el ambiente de negocios. La combinación de estas características es lo que va a marcar a los países para recibir esas inversiones. Y me parece que si estamos ahí, países como Brasil y Argentina pueden tener una oportunidad importante que en este momento está siendo aprovechada sobre todo por países como India, porque India tiene el tamaño, tiene la población, tiene la clase gerencial para absorber algo que estaba en China.

En países como México, que posee más de 40 acuerdos de comercio e inversiones, hoy se vive una especie de rein- dustrialización, con actividades de alto valor añadido. En este momento se forman más ingenieros por año en México que en Estados Unidos. Y Arabia Saudí está utilizando este momento de inseguridad energética también para ponerse estratégicamente como un país donde se producen tecnolo- gías de última generación.

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GUSTAVO DIEZ

Gustavo Diez es el CEO y Managing Director en Robisnon Logistics, empresa líder en servicios logísticos intermodales y agente exclusivo de CH ROBINSON en Argentina & Uruguay, una de las plataformas de logística más grandes del mundo.

ROMINA PARQUET

Romina Parquet, directora ejecutiva de CIMC Wetrans Delfin Group Argentina, es una líder empresarial con amplia experiencia en el sector logístico y de transporte. Con una visión innovadora y estratégica, ha impulsado el crecimiento y el desarrollo de la compañía en nuestro país.