MARCOS SABELLI

El gerente general de Profertil analiza las claves para la competitividad de la agroindustria y los desafíos que enfrenta el sistema para alimentar a los cerca de 10.000 millones de personas que seremos dentro de 25 años.

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“La abundancia de recursos de la Argentina, tanto energética como en sus suelos, nos permitirá ser una fuente de alimento para el mundo”

El gerente general de Profertil analiza las claves para la competitividad de la agroindustria y los desafíos que enfrenta el sistema para alimentar a los cerca de 10.000 millones de personas que seremos dentro de 25 años.

Sabelli comenzó su carrera de más de 25 años en la industria petrolera cuando ingresó en el Complejo Industrial La Plata de YPF en 1994. Además, fue presidente de la Asociación Petroquímica y Química de Latinoamérica (APLA), que agrupa a las principales empresas del sector del continente, y continúa conformando su consejo consultivo en la actualidad. Estudió Ingeniería en Petróleo en el Instituto Economía del Petróleo y Gas Natural en la misma institución. A su vez, obtuvo un Diploma de Transporte Marítimo y Comercio de Petróleo Crudo de la Universidad de Cambridge y un Diploma del Programa de Desarrollo Directivo del IAE Business School.

¿La Argentina tiene posibilidades concretas en el corto y en el mediano plazo de volver a posicionarse como líder global en el mercado agroexportador? ¿Qué estrategias ayudarían a aprovechar mejor las “ventanas de oportunidad” que presenta el contexto global actual, como la demanda de productos sustentables o la diversificación de mercados?

La Argentina hoy es un jugador más que relevante en el mercado global agroalimentario, y Profertil cumple un rol clave. La población mundial sigue creciendo, el año pasado llegamos a 8B de personas y se estima que en algunos años seremos 9B de personas. Para alimentar a 9B de personas tenemos que ser capaces de producir bastante más comida que la que producimos hoy. Por otro lado, el espacio que tenemos en el planeta para sembrar, cuidar y cosechar alimentos es el mismo, y es una porción muy pequeña de la tierra. Por eso los fertilizantes cumplen un rol clave en la producción de alimentos: la mitad de la comida que consumimos existe gracias a ellos. Además, con el buen uso de los fertilizantes, nos aseguramos de cuidar el suelo, no solo para nuestra generación, sino para las generaciones futuras. Según la última perspectiva a futuro de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la región de América Latina y Caribe cumple un papel fundamental como principal exportadora neta de alimento para el mundo. Nuestra región superó a Norte América en los últimos años, exportando más de USD 80B. Para finales de esta década, se espera que esté exportando unos USD 100B (casi un tercio más que el anterior líder).

¿Qué influencia tienen hoy las políticas económicas y fiscales internas en la capacidad del país para competir en un mercado internacional cada vez más complejo? ¿Qué medidas regulatorias o incentivos considera necesarios para potenciar la agroexportación?

La competitividad de la agroindustria debería ser una política de Estado, ya que el sector hoy por hoy representa dos tercios de la generación legítima de divisa por vía de la exportación. En este marco, esperamos que la implementación del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) más el trabajo que se está haciendo para lograr la estabilidad macroeconómica del país permitan la llegada de nuevas inversiones. No solo para el sector agropecuario, sino también para el desarrollo energético del país.

Ante el creciente desafío de la seguridad alimentaria a nivel mundial, ¿cómo ve Profertil el rol de la Argentina como potencia agroindustrial en los próximos años y qué estrategias están implementando para posicionarse como líderes en este ámbito?

Como decíamos anteriormente, el rol de la Argentina en la agroindustria mundial es de relevancia histórica. Con respecto a los fertilizantes, en los últimos años el país consumió aproximadamente entre 4 y 5 millones de toneladas por año (pico 2021 con 5,5 mta), donde más de la mitad (aprox. 55 por ciento) son nitrogenados, siendo la urea el principal fertilizante utilizado (trigo y maíz consumen el 80 por ciento del nitrógeno). De este consumo, aproximadamente la mitad se produce en Profertil, única planta de urea granulada del país. Por lo tanto, la urea que necesita la Argentina, más allá de la que produce Profertil, debe importarse. Por estos motivos, estamos trabajando en un proyecto para duplicar la capacidad de producción de urea de nuestra planta en Ingeniero White, Bahía Blanca. El proyecto de ampliación +UREA incrementaría la producción en +1.500.000 toneladas. Sería una producción total de alrededor de 2.800.000 toneladas.

Los grandes impulsores de este proyecto de ampliación son principalmente tres: el primero que recién mencionamos es la necesidad del mercado local y regional, siendo Brasil uno de los principales importadores de urea del mundo (compitiendo con India); el segundo es la disponibilidad de materia prima, que es el gas natural de Vaca Muerta; y el tercero es que es un proyecto “Brownfield”, lo que significa que podemos aprovechar muchas sinergias de la planta actual.

Con la evolución tecnológica y las prácticas sostenibles ganando terreno en la agricultura, ¿qué innovaciones está adoptando Profertil para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de sus productos, y cómo cree que estas innovaciones pueden contribuir a la seguridad alimentaria global?

Lo primero que me gustaría recordar es el propósito de Profertil, que es “Nutrir la tierra de forma sostenible”, por lo que la sostenibilidad es un pilar más que relevante en nuestra gestión diaria. Te voy a dar varios ejemplos relacionados con las emisiones gaseosas y la eficiencia energética. En primer lugar, enfocado en el alcance número uno de emisiones (las que producimos nosotros en nuestro proceso productivo), en 2015 pusimos en marcha el Proyecto de Ampliación de Capacidad y Ahorro de Energía. De esta manera, la Planta aumentó la capacidad de producción (aproximadamente en un 11 por ciento), disminuyendo nuestro consumo unitario de gas y agua por tonelada de urea: ¡pasamos de utilizar el gas natural 60/40 (materia prima y energía) a un 70/30!

En segundo lugar, enfocado en el alcance número dos de emisiones (las que producen terceros para abastecernos de energía), el año pasado firmamos un convenio con YPF Luz para que el 100 por ciento de la energía eléctrica que consume nuestra planta provenga de fuentes renovables (eólica). Es decir que nuestra producción está hecha 100 por ciento con energía eléctrica de fuentes renovables, lo cual hace que tengamos cero emisiones de alcance número dos.

En tercer lugar, enfocado en el alcance número tres de emisiones (las que producen terceros, proveedores y clientes), hacemos alianzas estratégicas con otras empresas para mejorar la volatilización de la urea. Hemos desarrollado junto a BASF un producto que se llama eNe Total Plus, que es una urea recubierta con un inhibidor, que hace que la volatilización de nitrógeno al ambiente sea mucho menor. De esta manera, el suelo y los cultivos pueden sacar el mayor provecho posible de cada grano de fertilizante. Los estudios indican que este producto puede reducir entre un 10 y un 20 por ciento las emisiones de GEI. Y en último lugar, pero igual de importante, el asesoramiento que permanentemente damos a distribuidores y productores. A través de capacitaciones, jornadas, boletines técnicos, visitas. En este marco, tenemos un Programa Integral de Capacitación para promover el Manejo Responsable de Nutrientes (4R) y concientizar sobre todos los aspectos relacionados con el cuidado del recurso suelo. Esto se basa principalmente en el análisis de suelos como punto de partida para el diagnóstico de la fertilidad del suelo y la determinación de las cantidades necesarias de cada nutriente para completar los requerimientos del cultivo (dosis correcta). Luego, en función de eso, se decidirá cuál es la fuente correcta, el momento correcto y la forma correcta que hagan más eficientes la aplicación de dichos nutrientes, buscando preservar el resultado económico y, al mismo tiempo, mitigar los impactos ambientales de la práctica.

“La población mundial sigue creciendo, el año pasado llegamos a 8B de personas y se estima que en algunos años seremos 9B de personas. Para alimentar a 9B de personas tenemos que ser capaces de producir bastante más comida que la que producimos hoy”.

Desde su experiencia como líder en el sector de la agroindustria, ¿cuáles considera que son las aptitudes y competencias clave para gestionar eficazmente en este nuevo contexto, marcado por el cambio de perspectiva, la innovación tecnológica y las crecientes demandas de sostenibilidad?

Creo que los últimos años nos han demostrado que la capacidad de adaptación es una habilidad que, como líderes de nuestras acciones cotidianas, tenemos que entrenar permanentemente. Las exigencias del mercado cambian, la sostenibilidad es cada vez más un rasgo más relevante de nuestra gestión, los equipos cambian, las comunidades en donde operamos cambian y necesitamos generar adaptaciones rápidas que sigan fomentando el diálogo, que apliquen nuevas tecnologías y se enfoquen en trabajar con propósitos claros. Debemos crear organizaciones eficientes, ágiles y con propósitos. Nuestro propósito es “Nutrir la tierra de forma sostenible”.

¿Cuáles considera que son las claves del éxito en el sector agrícola de cara al futuro?

Sin lugar a duda, la clave estará en los aportes que el sector pueda hacer en materia de sostenibilidad, de cara al desafío de la humanidad: alimentar a los casi 10.000 millones de personas que seremos dentro de apenas 25 años. Esto es, 2000 millones más de personas que hoy. Tenemos que poder producir más de un 50% de comida en el mismo espacio, y haciendo que ese pedacito de tierra pueda seguir produciendo siempre. La abundancia de recursos de la Argentina, tanto energética como en sus suelos, nos permitirá ser una fuente de alimento para el mundo. Esto se hace con innovación y tecnología, con personas altamente formadas, pero sobre todo comprometidas, y con una actitud permanente de cuidado del ambiente. En este rol, Profertil es clave, porque transforma la energía en alimento. 

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