MARTÍN GENESIO

Presidente y CEO – AES Argentina
El CEO de AES Argentina reflexiona sobre el estado del sector energético en la economía actual, habla de las nuevas oportunidades de la industria y pone el foco en generar un sistema basado en la sustentabilidad.

Presidente y CEO de AES Argentina

“Nuestro país está encarando un nuevo camino de desarrollo real”

El CEO de AES Argentina reflexiona sobre el estado del sector energético en la economía actual, habla de las nuevas oportunidades de la industria y pone el foco en generar un sistema basado en la sustentabilidad.

Este es el sexto foro que hacemos del sector. En muy puntuales que tenían que ver con la agenda de cada uno de esos años. En este año en particular lo que nosotros queremos dejar es el concepto de libertad y seguridad para el sector energético. La ­ Argentina es uno de los países con mayor potencial energético del mundo, pero esto viene siendo desde hace varios años. Lamentablemente siempre nos quedamos con el concepto de potencial y nunca con el de desarrollo.

Así ve Martín Genesio, CEO de AES Argentina – ­ multinacional que lleva 30 años de operaciones en nuestro país, el contexto energético actual, estableciendo un análisis optimista sobre el futuro de la industria en un escenario mundial también transformador. “Creo que la Argentina está ahora encarando un nuevo camino, una nueva oportunidad para que el país deje de tener ese potencial y pase a tener desarrollo real e implícito”, agrega.

Hablemos de ese potencial energético del país…

La Argentina tiene cuatro turbinas macroeconómicas. La primera es una que se ha desarrollado mucho en los últimos 100 años, que es el agro. Obviamente estas turbinas nunca están exentas de discusiones y distintos puntos de vista, pero el agro es un mercado que dentro del país se ha desarrollado positivamente y nos ha dado la posibilidad de crecer macroeconómicamente. La segunda turbina –que no está desarrollada todavía– tiene que ver con el sector energético. La Argentina es uno de los países con mayor potencial del mundo en materia energética, en lo relacionado con factores de viento y de sol para la generación de energía renovable no convencional; con el oil y el gas; con hidrocarburos convencionales, hay un sinfín de cosas que tenemos que desarrollar. El tercer motor es el de la minería, específicamente lo que tiene que ver con litio, pero no solamente eso. Y el cuarto motor es la economía del conocimiento.

La Argentina no dejó de ser uno de los países con mayor potencial educativo y nuestros jóvenes lo demuestran día a día con todo lo que aprenden. Contamos con unicornios de todo tipo y los profesionales jóvenes del país se destacan en el exterior. De estos cuatro motores, la Argentina pudo desarrollar bastante uno solo, los otros tres están a la espera. El energético en particular, que es el que hoy vamos a discutir en el foro, desde mi punto de vista es uno de los que más fuerza tiene para convertirse en una de las turbinas más importantes del país.

¿Qué potencial concreto se puede ver en la explotación de litio?

Yo creo en un futuro muy promisorio, pero tenemos que apurarnos, porque la ventana del litio va a durar hasta que el litio se reemplace con otra cosa. Y eso va a pasar. La tecnología hoy en día, y más con la inteligencia artificial y demás, avanza a pasos agigantados, y seguramente estamos a la puerta de descubrir otra manera de almacenar energía de manera más eficiente. Yo creo que es hora de que nos pongamos de acuerdo y de que el país genere una política pública que haga que la ventana del litio se aproveche lo más rápido posible, con el riesgo de que se cierre.

¿Y está sucediendo, o no?

Políticamente hablando, creo que está sucediendo muy lentamente y tenemos que apurarnos. Existen empresas mineras locales muy buenas, y extranjeras también. Hay que generar desde el Estado políticas públicas que permitan que esas empresas que básicamente son expertas en eso vengan e inviertan y extraigan el litio; políticas o leyes que incentiven la inversión privada más rápidamente. Hoy en día proyectos hay, pero están todos como a la espera de que se generen esas políticas o esas leyes que incentiven la inversión.

“No hay que tener la economía de Alemania, ni hay que generar una regulación que no se toque en 500 años. Simplemente tiene que ser algo lógico que permita inversión.”

Para que esto pase, es necesario que la macroeconomía se arregle…

Creo que vamos camino a una normalización de la macro, lo cual es una buena noticia, porque obviamente eso es condición sine qua non. Con una macro ordenada, las inversiones y los incentivos a esas inversiones son más claros.

¿Qué considero yo que es “arreglar la macro”? Que no haya déficit fiscal. Y estamos en ese camino, me parece que el mensaje que baja desde el Gobierno en ese sentido es muy claro y, desde mi punto de vista, positivo. Lamentablemente, hay mucha gente que está sufriendo en el camino, y entiendo que ese sufrimiento está dado por malas decisiones que se han tomado durante muchísimos años. Ojalá que pase rápido, que esa gente pueda empezar a ver una luz al final del túnel rápidamente y que la corrección de la macro que yo entiendo que está sucediendo porque ­ básicamente se están corrigiendo los déficits fiscales– ­ genere las ­ condiciones para que la sociedad pueda salir del estado de pobreza en el que se encuentra.

¿Cómo impactan concretamente las políticas de Estado en el sector?

En 2016, el gobierno de Mauricio Macri generó una ­ regulación en la macroeconomía de ese entonces, que estaba bastante compleja también. Más que generarla, lo que hizo fue tomar una ley de incentivo a las inversiones para energías renovables no convencionales votada durante el gobierno de Cristina y y generó una regulación y creó un plan que se llamó Renovar, que de alguna manera establecía las bases y condiciones para la inversión en genera- ción en energía renovable no convencional. Entonces la regulación se creó en el gobierno de Macri tomando la ley votada en el gobierno de Cristina, y la sostuvo el gobierno de Alberto. Durante esos tres gobiernos se generaron inversiones por más de 10.000 millones de dólares y en el buen sentido se colapsó la red de transporte por nueva generación. Lo que quiero decir con esto es que cuando una regulación es buena, los gobiernos la respetan a largo plazo y las inversiones llegan. No hay que tener la economía de Alemania ni hay que generar una regulación que no se toque en 500 años. Simplemente tiene que ser algo lógico que permita inversión, que las empresas hagan negocios –porque se dedican a eso básicamente– y que los gobiernos tengan la facultad de respetarla y no la cambien cada vez que ellos cambian. Mi visión, si eso se logra, es que las inversiones van a venir.

Y como empresa internacional que está hace 30 años en la Argentina, ¿cómo se ve nuestro país desde el exterior?

En el ámbito de la energía, nuestra empresa ve a la Argentina como una gran oportunidad, con un potencial enorme.

Es un mercado grande; la gente que lo conforma es educada, pensante, muy resiliente. Nosotros, toda nuestra vida hemos estado básicamente actuando de manera resiliente ante las crisis que hemos vivido. Con lo cual se ve como un país con mucho potencial y como una oportunidad enorme para hacer inversiones y negocios, y para generar realidades más positivas de lo que se está viendo.

“En el ámbito de la energía, nuestra empresa ve a la Argentina como una gran oportunidad, con un potencial enorme. Es un mercado grande; la gente que lo conforma mercado es educada, pensante, muy resiliente.”

¿En qué estado se encuentra la transición energética hacia un sistema más sostenible?

La transición energética ya está sucediendo en todo el mundo, y en la Argentina también. Creo que ya ni siquiera es una discusión, es parte de la realidad. La crisis climática es una cuestión que la humanidad se está tomando cada vez más en serio y es absolutamente necesaria justamente para la transición, para poder cumplir con, desde mi punto de vista, el mayor reto que la humanidad ha tenido, que es frenar el calentamiento global. El mundo está yendo hacia un lugar en el cual cada vez se van a aceptar menos los productos que vengan de fuentes que no respeten la transición energética, que no respeten la renovabilidad de la energía que se utiliza para crearla. Por ejemplo, creo que no estamos muy lejos de que países occidentales no acepten granos si no se demuestra una cadena en la cual se respete el medio ambiente en su sembrado. Nosotros lo vemos en nuestro sector: hoy en día son mayoría las industrias que quieren abastecerse de energía que no provenga de fuentes que no sean renovables. No creo que sea una moda, sino una realidad que vino para quedarse, creo que se va a acelerar y que los jóvenes nos están dando una lección respecto a lo que significa cuidar el planeta.

“El mundo está yendo hacia un lugar en el cual cada vez se van a aceptar menos los productos que vengan de fuentes que no respeten la transición energética, que no respeten la renovabilidad de la energía que se utiliza para crearla.”

¿Qué pasa con la quita de subsidios? ¿Es un mal ­ necesario que hay que atravesar?

La Argentina es un país que en los últimos 20 años en mayor o menor medida subsidió el consumo de energía eléctrica y gas natural. El Estado ha llegado a subsidiar el 90 por ciento del consumo a nivel general, o sea que los usuarios finales solo pagamos el 10 por ciento. Yo no vi eso en ningún otro país del mundo. Cuando uno subsidia un servicio a ese nivel, entre el 40 y el 90 por ciento, obviamente el cuidado del consumo de ese producto se pierde, porque pasa a ser algo prácticamente gratuito o de muy bajo costo. Eso llevó en paralelo a una política intervencionista que hubo en general en los últimos 20 años en el sector energético, que llevó a que no se hicieran inversiones privadas en el sector.

Las empresas privadas usualmente prefieren que los sistemas no estén tan intervenidos por el Estado porque terminan dependiendo de la voluntad del gobernante de turno para hacer el negocio que quieren hacer, y el cobro de lo que están produciendo también pasa a ser subsidiado y termina dependiendo en gran medida del gobernante de turno. Para poner un ejemplo, si el 50 o el 90 por ciento de lo que yo vendo me lo paga el Estado, y el Estado mañana no te lo paga más, yo me quedo sin cobrar lo que produzco. Por ende, eso genera un caldo de cultivo, una condición en la cual las inversiones empiezan a retroceder, porque dicen “No voy a construir esta planta en la Argentina porque no sé si me van a pagar”; eso pasó durante 20 años. Entonces el sistema fue perdiendo calidad, se transformó en un sistema cada vez menos moderno, porque las inversiones no vinieron, y al perder calidad y eficiencia, fue encareciéndose. En un sistema más normal se ganan calidad y eficiencia por el desarrollo tecnológico, y esa ganancia hace que los costos bajen. En nuestro caso pasó al revés: la calidad y la eficiencia no vinieron nunca porque no se generaron las inversiones y el costo subió. Con lo cual, la tarifa necesaria para cubrir el costo de un sistema ineficiente es una tarifa que tenemos que pagar con un sistema que es caro e ineficiente. Es decir, estamos en el peor de los mundos: tenemos una sociedad empobrecida que no puede pagar tarifas y debe sostener un sistema caro e ineficiente.

¿Cómo se sale de ahí?

Es complejo, creo que se sale en un plazo largo y dando las señales suficientes para que la inversión privada venga. No podemos estar 20 años encerrados en el mismo laberinto.

Los servicios cuestan lo que cuestan y hay que pagarlos. El que no puede pagarlos debería recibir una ayuda del Estado, pero si cambia el gobierno y cambian de nuevo las políticas, también estamos complicadísimos. Es como el ejemplo concreto de lo de Macri de una ley que era una regulación ad hoc para permitir inversiones y Alberto la sostuvo. Eso generó 10.000 millones de dólares de inversión. Y eso es algo chico, es una ley puntual para generar energía eólica y solar. Si vos hacés eso a nivel general en el sistema energético, incluyendo por ejemplo Vaca Muerta, la cantidad de inversiones que vendrían a este país sería enorme.

¿Cómo se ubica Vaca Muerta en este contexto?

Vaca Muerta tiene la segunda reserva de shale oil del mundo y la cuarta de shale gas. Se ha desarrollado bastante en los últimos años, a tal punto que ha colapsado la red de evacuación de gas natural y de petróleo desde allí hacia el resto del país y mercados extranjeros también. Hoy en día se está trabajando en lo relacionado con nueva infraestructura para poder sacar nueva producción. Y se está también discutiendo la posibilidad de que la Argentina se convierta en un exportador de gas natural licuado. Para eso hace falta ducto, caño, para poner a la Argentina como un actor relevante en el sector de gas natural licuado a nivel mundial. No hay muchos países que lo hayan logrado, nosotros tenemos una gran chance de conseguirlo.

Y acá también quiero introducir un concepto de ventana. En la transición energética, desde lo que es térmico a renovable, el gas natural está considerado como transición. Se va a consumir durante muchos años más, pero esos muchos años son una ventana física y finita. Tenemos que acelerar la producción y el nivel de inversión en Vaca Muerta y el nivel de construcción de infraestructura justamente para evacuar lo producido en esa región, porque la ventana no va a durar para siempre.

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